Nos separamos
el tiempo se detuvo
con el alma en un puño
pusimos punto y final
a un sueño por comenzar
se agrietaron las miradas
que como espejos rotos
no volvieron a mostrar
un visión real de la vida
solo partes fraccionadas de la realidad.
Y así con el alma agrietada
el pelo blanquecino se volvió
y cada madrugada
de nuestro rostro rocío brotaba
escarchándonos el alma y el corazón
para no sentir más dolor.